La paranoia del alcalde Manuel Ignacio Acosta ya está teniendo consecuencias. Y ya existen víctimas al querer desviar la atención por su desastrosa labor, ya que ha insistido varias veces que le negará el permiso de operación en Hermosillo al espectáculo “La casa de los horrores”, bajo el argumento de que ha recibido quejas de que se realizan supuestos rituales satánicos.

2017
El Maloro contra el diablo (o regreso a la Edad Media)
     

La paranoia del alcalde Manuel Ignacio Acosta ya está teniendo consecuencias. Y ya existen víctimas al querer desviar la atención por su desastrosa labor, ya que ha insistido varias veces que le negará el permiso de operación en Hermosillo al espectáculo “La casa de los horrores”, bajo el argumento de que ha recibido quejas de que se realizan supuestos rituales satánicos. 

Al actuar de esta manera nos queda claro que el alcalde actúa basado en prejuicios y no en función de hechos objetivos. 


Acusan al Maloro de querer función privada si es que quieren presentar espectáculo

Artistas de la Carpa del Horror de manera anónima denunciaron en redacción de este medio informativo que no se vale que el alcalde capitalino se aproveche de su puesto para obtener función privada para el y sus amigos, bajo el argumento de que el debe verificar que en el espectáculo no  se realicen ritos satánicos, sacrificios de animales u otras actividades que pongan en riesgo la integridad de los ciudadanos.

Sigue en riesgo el evento.

Debido a  que la promotora del evento de terror La Carpa de los Horrores no se ha acercado a las autoridades del Ayuntamiento para pactar la elaboración de una función exclusiva para funcionarios públicos, el evento no ha contado con la autorización por parte del municipio para que se realice informó Luis Armando Becerril Calderón.

El director de Inspección y Vigilancia recordó que con ello tomarían la decisión de otorgar el permiso o no para que el evento se celebre en Hermosillo, una vez que se haya descartado que ritos satánicos se realizan en el espectáculo.

Además de no contar con el permiso de uso del suelo del inmueble, por lo que están amenazados de que si se presenta el espectáculo sin contar con el dictamen a favor de la Unidad Municipal de Protección Civil, se contará con la autoridad de suspender y en su caso aplicar una sanción de hasta mil salarios mínimos.

El mismo alcalde reconoce que en su gobierno nadie ha visto el show y que en caso de no se realiceuna función privada para el y sus funcionarios, tomará su decisión en base a supuestas denuncias que recibió vía correo electrónico y no permitirá que se realice dicho espectáculo. Se encaprichó en ver una función privada para verificar que cumpla con sus normas morales. 

El Maloro, quien profesa la fe cristiana, da a entender estar anteponiendo sus creencias religiosas sobre su obligación como funcionario público de un estado laico. Le guste o no, hasta el satanismo está protegido por el artículo 24 de la Constitución, que consagra la libertad religiosa a menos de que en sus ceremonias se cometa un delito. 

El Maloro no ha dado a conocer qué leyes podrían estarse violando con los supuestos rituales que se practican en la casa del terror. ¡Ni siquiera los ha visto! Si en la casa no pasa nada ilegal, no hay justificación alguna para negarle el permiso.

El alcalde cometió un error al enmarcar esta polémica desde un argumento religioso en vez de uno estrictamente legal. Lo exhibe como un peligroso fundamentalista que le da más importancia a una ridícula casa del miedo que a la ola de inseguridad que azota a la ciudad.

Con información de El Sol de Hermosillo y Monoxoro