El gobierno mexicano se resiste firmemente a ceder a las demandas de Estados Unidos y Canadá de alinear su brecha salarial a niveles competitivos, argumentando que la gran ventaja de los costos que el país disfruta sobre sus pares más ricos debería disminuir a medida que avance el desarrollo económico.

2017
Canadá y EU exigen en las mesas del TLCAN mejorar los salarios; políticos e IP de México se niegan
     

Marcada diferencia salarial afloran en la mesa de negociación del TLCAN en dónde México es el gran señalado por EUA y Canadá que demandan equidad laboral entre naciones.
 
Ciudad de México.- Los salarios, el tema espinoso para México, se abordó en la mesa de negociación de la ronda 2 del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés), que se desarrolla del 1 al 5 de septiembre en México.

El tema que México descartó incluir en la renegociación fue abordado de manera inminente en el momento de negociar las reglas del mercado laboral. El mayor sindicato del sector privado de Canadá exigió al frente mexicano mejorar sus estándares laborales y amenazó con poner fin al TLCAN si no se lograba un acuerdo trilateral.

México buscó defenderse y descartar la disputa de la mesa. Los empresarios mexicanos defendieron su soberanía en el tema y argumentaron que los derechos de los trabajadores es un aspecto que cada país resuelve de manera interna.

El gobierno mexicano se resiste firmemente a ceder a las demandas de Estados Unidos y Canadá de alinear su brecha salarial a niveles competitivos, argumentando que la gran ventaja de los costos que el país disfruta sobre sus pares más ricos debería disminuir a medida que avance el desarrollo económico.

El argumento de los sindicatos estadounidenses y canadienses se basan en los ventaja que México ha obtenido por normas laborales laxas en donde los bajos salarios que ofrece el mercado mexicano han aumentado los beneficios corporativos a expensas de los trabajadores canadienses y estadounidenses.

La presión de levantarse de la mesa y dar por terminado el acuerdo del TLCAN no viene sólo de Estados Unidos. Jerry Dias, presidente nacional del sindicato canadiense Unifor, calificó al TLCAN como un “pésimo acuerdo comercial para la clase trabajadora” y dijo estar presionando a su gobierno para que termine con la negociación si no puede asegurarles un mejor trato.

En reacción, el presidente del Consejo Nacional Agropecuario de México, Bosco de la Vega dijo que más comercio y no la intervención en los mercados laborales de cada país, era la mejor manera para que la región crezca económicamente.

“México no puede meterse en el tema laboral de Estados Unidos, de Canadá. Lo mismo pedimos: que no se metan en estos temas”, dijo a periodistas

Los líderes empresariales mexicanos argumentan que la integración de México en las cadenas de suministro de América del Norte ha hecho que toda la región sea más competitiva. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que los salarios en el país han sufrido fuertes presiones a la baja.

¿Por qué México no quiere subir sus salarios?

Guillermo Knochenhauer autor de la columna “Contracorriente” de El Semanario, resalta la relación entre la masa salarial y el nivel económico, social y político de México, con la desigualdad del país en comparación a sus socios comerciales.

Knochenhauer destaca que los salarios en México les corresponde menos de la tercera parte del PIB y al excedente empresarial algo más del 60 por ciento. Caso contrario a lo registrado en Estados Unidos y Europa, 60 por ciento del PIB es para los asalariados y el resto para las empresas y el gobierno.

“Para desatarlo, la difusión de tecnología en favor de la productividad podría ser un primer paso, pero no puede darse a voluntad ni en abstracto, sólo en respuesta a condiciones de mercado masivas como las que representan las clases medias. Resulta que la condición ineludible para que esas clases llegaran a representar la mayoría de la población, como en los países “ricos”, es una distribución del ingreso equitativa (60/30 en favor de los salarios) que no se logra por la graciosa voluntad de nadie, sino por efecto de una democracia real; es decir, sin libertades que permitan desde la elección de auténticos líderes sindicales hasta la de legisladores verdaderamente representantes de la sociedad, no hay distribución equitativa de los ingresos. (…) Lo otro es seguir tratando de acomodarse a los términos con que Estados Unidos obliga a la renegociación del TLCAN (favorables, sin duda, al dominio oligopólico de sus empresas en nuestra economía), con tal de salvar la idea salinista de hace 30 años de que a México no le queda más camino que la plena integración con Estados Unidos; Peña Nieto y Videgaray van en esa línea dispuestos a pagar cualquier costo. Señala Knochenhauer en su artículo del 26 de agosto “Salarios y TLCAN, un nudo gordiano”.