El gabinete de Claudia Pavlovich empieza a descomponerse por ambiciones políticas. El fuego amigo inició con la filtración del audio de una conversación entre Natalia Rivera, jefa de la oficina de la gobernadora, y un hermano del alcalde de Hermosillo, Manuel Ignacio Acosta Gutiérrez.
Hace muchos años que no visitábamos el cerrito de la Vigen de Guadalupe en Hermosillo.
Y hoy, al hacerlo, nos llevamos tremenda sorpresa al ver un letrero a la entrada: 30 pesos por carro.
Preguntamos al cobrador y vigilante de la entrada quién había autorizado ese cobro y respondió que el dueño del predio.
Vaya, vaya, vaya.
Esa medida sí que requiere tomar la caseta de cobro (bueno, el cobrador se refugia en un auto viejo al lado de la cerca que impide el libre acceso) y que los visitantes tengan paso libre.
Es el colmo: Comercializar la Fe Guadalupana.
Hace más de cuatro meses se registró un choque entre un poderoso tractocamión y un vulnerable Volkswagen Polo, en la carretera a La Colorada. El vehículo pesado, que cuenta con una revolvedora de concreto, de los llamados “Sapos”, salía de una empresa de ese giro localizada entre el acceso a la colonia Nuevo Hermosillo y la sub agencia fiscal de la zona, cuando embistió al VW Polo y lo hizo girar para que finalmente quedará volteado en sentido contrario.
Afortunadamente no hubo lesiones de consideración. Eso sí, el susto fue mayúsculo. El conductor del tractocamión, que nunca se quitó unas gafas oscuras, como si ocultara una mirada vidriosa, llevaba todas las de perder.
La parte afectada llamó a la compañía de seguros para que se hiciera cargo del asunto. Mientras, compañeros del responsable del accidente hacían una serie de llamadas telefónicas. Parecían acostumbrados a hacer valer el poder de la empresa para la que trabajan.
En eso llegó el ajustador de seguros. Entonces se conoció que ambos vehículos participantes del accidente estaban asegurados por la misma compañía: GNP Seguros.
En las pláticas preliminares el ajustador se inclinó hacia la empresa patrocinada por cementos Holcim, que carece de nombre en la entrada. La balanza se niveló cuando la parte afectada advirtió que demandarían por intento de homicidio (ni los policías que dieron parte del accidente explicaron satisfactoriamente por qué un tractocamión embistió a un carro que circulaba por el carril de fondo, el de alta velocidad; solamente que el tipo de las gafas lo hiciera a propósito).
Con esa advertencia el papeleo se hizo correctamente. La empresa de cemento Holcim no quiso correr el riesgo de un examen médico a su conductor.
Después del papeleo llegó la grúa que se llevó el VW Polo. En la boleta del accidente se registró la fecha: 7 de mayo.
Y hasta la fecha el VW Polo sigue “secuestrado” en el taller mecánico y de carrocería, llamado Body Shop, Automotriz Río Sonora, de Grupo Solana.
La espera ya es desesperante para la parte afectada, que sólo cuenta con su auto accidentado y “secuestrado” para movilizarse.
Esa tardanza refleja que la empresa de cemento Holcim pudo haber utilizado su poder para castigar a los del VW Polo, quizá con la anuencia de Body Shop y GNP Seguros.
Entre poderosos es fácil castigar de esa forma.
Pero se exponen a acciones legales.
Y ser exhibidos públicamente.