No pocos observadores y analistas piensan que Beltrones es el único personaje que podría generar otro PRI del 88, por su amplio poder de convocatoria.

2018
Bisturí. Beltrones en el centro de un PRI dividido
     

El PRI está dividido, débil y peligrosamente parecido al partido cimbrado en sus estructuras en las sucesiones presidenciales de 1988, 2000 y 2006. Mucho de esta situación se debe a los operadores tecnócratas que inhabilitaron al sonorense Manlio Fabio Beltrones porque no querían verlo como senador ante un eventual gobierno de oposición. Le cortaron el paso. No querían verlo como enemigo en el séptimo año de Peña Nieto. ¿Pero realmente lo desactivaron?

Esa pregunta ronda en el aire.

En Sonora muchos ven a Manlio como un político acabado.

Quién sabe.

No pocos observadores y analistas piensan que Beltrones es el único personaje que podría generar otro PRI del 88, por su amplio poder de convocatoria.

Claro, en estos momentos no es el PRI del 88, pero si se insiste en dividir al partido en dos grandes aguas, reeditarán ese episodio de la gran escisión.

Por su experiencia, grupos afines, muchos políticos que le deben favores y contactos con hombres del gran capital, Manlio es demasiado peligroso para los tecnócratas que arrastran al PRI a una revolución interna.

Por eso lo quieren jubilar de la política.

Bueno, la revolución vino del norte, dirían los historiadores surianos.

De Sonora, específicamente.

Ante este eventual escenario surge la interrogante: ¿Cuántos se la jugarían con Manlio?

En su tierra y el resto del país.

Por esto no son pocos los que opinan: No quisiera estar en los zapatos de la gobernadora Claudia Pavlovich.

Pero la política es de engaños. Se puede combatir desde la oscuridad hasta que el campo de batalla esté en igualdad de condiciones para los combatientes.

Y como escribió el milenario general Sun Tzu, la mejor victoria es vencer sin combatir.

Esa es la distinción entre el hombre prudente y el ignorante.

Ante esto debemos recordar los dos grandes principios del Arte de la Guerra:

Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño.

El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar.

Entonces, si hay revuelta en el PRI debemos tener muy presentes estos dos grandes principios de la obra de Sun Tzu.

En este escenario llama la atención un texto publicado por el periodista René Delgado, al que llama la Privatización del PRI.

En su columna, Delgado escribe:

El priismo ya puede ir pensando qué hacer tras haber sido despojado de su partido.

Hoy, el Revolucionario Institucional no ampara, cobija ni impulsa al conjunto de su militancia, sólo a la nueva cúpula nativa o adoptiva del grupo Atlacomulco, los cuadros sometidos por interés propio o compartido, los técnicos disfrazados de ciudadanía sin ambición ni propuesta, así como a los residuos del calderonismo. La cúpula no suma: resta o transa. Y, sin importar el modo, exige asegurar el voto duro y tentar al blando.

Y sobre el paisano, subraya:

En el partido tricolor, la salida de Manlio Fabio Beltrones y la entrada de Enrique Ochoa marcaron los nuevos tiempos del priismo.

No se quería más a un cuadro con liderazgo ni ideas propias y entonces, como algunos priistas dicen, a Beltrones le dieron un regalo o partido envenenado. La coyuntura requería de un subalterno dócil, atento a la instrucción. Un gerente dispuesto a conducirse como golpeador ante el contrario y como amanuense a la hora de tomar dictado. Un ruletero resuelto a ir a donde le indicara el pasajero o su patrocinador, bromean algunos priistas.

Al final simplemente recordamos que mucha agua pasará por debajo del puente de la sucesión.

Y muchos expedientes serán filtrados a la prensa.

Nada bueno presagia el inicio de las campañas presidenciales.