El próximo 11 de febrero termina la precampaña de los aspirantes a la Presidencia de la República luego de que durante mes y medio probaron sus estrategias de posicionamiento, de las cuales no tuvieron buenos resultados pues se reafirmaron las flaquezas de cada uno de los tres principales precandidatos..

2018
Este domingo terminan las precampañas, vienen los ajustes
     

El próximo 11 de febrero termina la precampaña de los aspirantes a la Presidencia de la República luego de que durante mes y medio probaron sus estrategias de posicionamiento, de las cuales no tuvieron buenos resultados pues se reafirmaron las flaquezas de cada uno de los tres principales precandidatos: la ausencia de identidad política de José Antonio Meade, la falta de transparencia de Ricardo Anaya y la intolerancia de Andrés Manuel López Obrador.

Las precampañas que duraron 60 días y el periodo de intercampañas cuya duración será de 40 días, son en los hechos tiempos de campaña disfrazados, de ahí que lo ocurrido en estos 100 días –desde el 14 de diciembre que empezó la precampaña al 30 de marzo en el que arrancará oficialmente la campaña presidencial– es un tiempo suficiente para que los tres aspirantes a la presidencia pudieran ver sus propias debilidades y fortalezas, y las de sus adversarios.

En esta primera fase de precampaña se hizo evidente que en el caso de José Antonio Meade la estrategia de posicionamiento dentro y fuera del PRI no ha funcionado del todo porque no se ha podido superar el reto de darle una identidad partidista, tampoco darle un carácter ciudadano y menos aún aislarlo del problema de la corrupción con el que se identifica al PRI.

Es decir, sigue en la ambigüedad de ser priista sin pertenecer al partido y participar como ciudadano cuando es parte de una estructura partidista y de gobierno. Estas complicaciones lo siguen anclando en el tercer lugar.

En el caso de Ricardo Anaya, su protagonismo, las diferencias con sus compañeros de partido y la opacidad en su patrimonio, siguen siendo un pendiente que le ha creado conflictos en el manejo de su imagen. Su alianza con el PRD y Movimiento Ciudadano tampoco logra convencer a ninguno de los militantes de los dos partidos ni a los propios panistas.

El problema de la identificación partidista es evidente en Meade y en Anaya. Según la encuesta de Buendía & Laredo, solo un 56% del electorado reconoce al panista y un 41% a Meade. Es evidente que los simpatizantes del PAN y del PRI, no identifican el nombre de sus candidatos y este era uno de los principales objetivos de la precampaña. Este punto es grave pues para los partidos es muy importante que la gente sepa por quien van a votar.

El problema de la identificación no existe para Andrés Manuel López Obrador quien después de dos campañas y de recorrer el país varias veces tiene un porcentaje de 84% de reconocimiento popular. Esto lo mantiene en el primer lugar de las encuestas, lo mismo que la actitud despreocupada y divertida con la que venía tomando la campaña negra del PRI de un supuesto apoyo de Rusia y Venezuela.

Sin embargo, continua sin poder controlar su carácter que explota cuando todo parece favorecerle. Las recientes criticas a su estrategia de sumar personajes de todo tipo y muchos con un pasado cuestionable, y sus declaraciones de perdonar a todos –incluyendo a su principal adversario carlos Salinas de Gortari–, provocaron que resurgiera esa manera muy particular de descalificar a sus críticos. Con esa sola acción López Obrador dio pie a pensar que sigue siendo el mismo, que no permite la critica ni las opiniones diferentes a la suya, algo que se pensaba ya había cambiado.

Por cierto… En este periodo de 40 días de precampaña las redes sociales fueron el lugar donde los precandidatos tuvieron mayor presencia y resonancia porque registraron de inmediato sus mensajes, lo que no se puede tener en radio y televisión. Tan solo del 28 de enero al 4 de febrero la empresa de marketing digital PrixAd, contabilizó que los tres precandidatos presidenciales acumularon dos millones 743 mil 676 menciones en Twitter, siendo Meade el primero, seguido por López Obrador y Anaya. Pero el que tuvo más positivos fue el tabasqueño, seguido por el priista ciudadano Meade y al final el panista perredista Anaya. El sentimiento que crean las publicaciones en redes sociales es caprichoso y mucho tiene que ver el ingenio, el tono y la calidad de la respuesta en 280 caracteres.

Proceso