En los partidos políticos siempre prevalece la vieja sentencia: Tanto tienes, tanto vales. Bajo esa óptica podríamos ver la renuncia al PRI de Antonio Astiazarán, para medio definir cuánto vale Toño, en sentido de votos y lana que puede aportar a las campañas.
En los partidos políticos siempre prevalece la vieja sentencia: Tanto tienes, tanto vales. Bajo esa óptica podríamos ver la renuncia al PRI de Antonio Astiazarán, para medio definir cuánto vale Toño, en sentido de votos y lana que puede aportar a las campañas.
Bueno, podríamos llegar a la conclusión que los activos políticos, electorales y monetarios del guaymense fueron insuficientes. Y por eso renunció a su ahora ex partido.
Ahora bien, ¿cuánto puede sumar Toño, a título personal y grupal, a su nueva organización partidista, probablemente el PAN?
Toño siempre tuvo de su lado la estructura del PRI.
Esa no se la puede llevar.
Por eso la pregunta se antoja natural: ¿Tendrá a su disposición la estructura del PAN en su nueva aventura política?
Muy difícil, por el ADN panista y porque también en el PAN están muy fuertes las olas de inconformidad, precisamente por el arribo de figuras foráneas.
Toño fue más fiel a sus intereses personales que a una ideología que lo formó y le dio sustento por 30 años.
Renunció porque no alcanzó la candidatura a senador.
Ahora falta que en el PAN renuncien Ramón Corral, Luis Serrato y demás aspirantes a una senaduría, ante la inminente llegada a las filas azules del ahora ex amigo de José Antonio Meade.
Mucho chacoteo.
Demasiada frivolidad.
Y eso que son políticos profesionales.
Lo mismo sucede en todos los partidos políticos.
Eso es precisamente lo que está haciendo crujir el sistema de partidos en México.