El eventual nombramiento de Ernesto de Lucas Hopkins como secretario de Gobierno, una decisión ya palomeada por los factores de poder en Sonora, se pospuso o quizá ya quedó descartado. Esto refleja que en gabinete hay una división rampante que en un momento dado pudiera perjudicar a la misma gobernadora Claudia Pavlovich, que en este momento podría dar los últimos toques a su próximo informe de labores.

2018
Perjudicaría a la gobernadora el Pato como Secretario de Gobierno; al parecer ya está descartada esa posibilidad
     

Columna Bisturí.

El eventual nombramiento de Ernesto de Lucas Hopkins como secretario de Gobierno, una decisión ya palomeada por los factores de poder en Sonora, se pospuso o quizá ya quedó descartado. Esto refleja que en gabinete hay una división rampante que en un momento dado pudiera perjudicar a la misma gobernadora Claudia Pavlovich, que en este momento podría dar los últimos toques a su próximo informe de labores.

Un punto delicado es que esta aparente división trasciende en plena visita de Manlio Fabio Beltrones, uno de los principales factores de poder, que seguramente abordará el tema en alguna charla con Ricardo Mazón y demás colaboradores de confianza.

La principal perjudicada sería la propia gobernadora.

Un gabinete dividido y con ánimos belicosos no sería lo más recomendable en esta época que presagia una dura guerra con Morena y su principal ariete en Sonora, el senador y próximo secretario de Seguridad Pública a nivel federal, Alfonso Durazo Montaño.

Al Pato de Lucas, emparentado con Memo Hopkins, el sonorense más cercano a los afectos de Alfonso Durazo, simple y sencillamente lo grillaron. Los actuales funcionarios no lo quieren como Secretario de Gobierno. Buscaron darle una salida decorosa como presidente del PRI Sonora, pero la jugada no prosperó.

Los sentimientos están a flor de piel.

Pero sobre todo, al parecer, los intereses se sienten amenazados.

La belicosidad suele nublar los pensamientos más claros.

Quizá por ello se cometió una jugada totalmente a destiempo, como el exhibir de aliado del régimen al coordinador de la bancada del PT en el Congreso local, Rodolfo Lizárraga Arellano, un político guaymense demasiado vulnerable en su vida cotidiana. Seguramente estará sujeto a un duro marcaje personal.

Y no faltará quién le susurre al oído a Andrés Manuel López Obrador: Mire, señor presidente, así se traduce la política de colaboración con el Estado de Sonora.

En fin, el asunto de los funcionarios del Congreso despedidos es una pírrica victoria temporal para el PRI y sus aliados. Y a ver cuánto dura esa alianza.

Y Ana Gabriela Guevara como dirigente del PT en Sonora.

Bueno, los intereses también se defienden en el Congreso, donde cada diputado tiene un costo anual de 20 millones de pesos.

El diputado cajemense Raúl “El Pollo” Castelo Montaño, ex padrecista y hoy representante de Morena, ofreció unos números que reflejan un suculento pastel del que todos quieren comer:

El Oficial Mayor, uno de los puestos en pugna, gana la bicoca de 3 millones 100 mil pesos anuales.

El contralor no se queda atrás, con una percepción de 3 millones 591 mil pesos.

El director general de Administración se lleva anualmente 3 millones 342 mil pesos.

“El Pollo” Castelo denunció que el sueldo de otros funcionarios cesados tienen ingresos superiores a los 2 millones 500 mil pesos anuales.

Casi por nada el Congreso de Sonora es el cuarto más caro en el país.