Silvia fue una mujer que se logró abrir espacio por encima del machismo y de muchos otros obstáculos, la llevó a ser una poderosa actriz, productora y hasta incursionar en la política. La estrella mexicana murió la tarde de este 28 de noviembre a los 94 años.
No fue solo el gran número de películas, obras de teatro y series de televisión en las que participó Silvia Pinal desde los 16 años. La sonorense se ganó el respeto y la admiración internacionales también por su labor como empresaria, productora y política. Se trata de logros que fue conquistando por encima del machismo, por encima de los retos, de la mirada social y las pérdidas que la vida le sorteó. Es difícil encontrar entre las actrices de hoy a una cuya trayectoria se compare con la de ‘La Pinal’, no solo en longevidad, sino también en densidad.
Desde sus primeros años, pasados tras el mostrador de una marisquería donde trabajaba su mamá, ubicada a unas cuadras de la emisora XEW en la Ciudad de México. Silvia entendió el peso del qué dirán y aprendió qué lugar darle. A los 15 años, la madre de Silvia había quedado embarazada del director de orquesta Moisés Pasquel: entonces un hombre casado y con familia. Mientras que sería Luis Pinal quien le daría su apellido y ejercería la paternidad de la pequeña Silvia, no fue sino hasta los once años que sabría que dentro de aquel edificio de donde entraban y salían los famosos, trabajaba su propio padre biológico.
Es posible que aquello que para otra mujer hubiera representado una desventaja, fue para Silvia lo que la impulsó a convertirse en una mujer adelantada a su tiempo, a hacer y deshacer con total libertad, sin pedir permiso.
Fue una mujer singular en un contexto histórico en el que la mayor parte de las señoritas no aspiraban más que a casarse bien, así fuera infelizmente, y guardarse en sus casas.
En cuanto se le presentó, Silvia aprovechó la oportunidad para tener papeles menores en algunas comedias radiofónicas de la XEQ, gracias a su puesto como secretaria en el departamento de publicidad de una empresa farmacéutica. Poco después comenzó a hacer teatro y luego cine, donde trabajó con los más grandes. Con ella asociamos nombres como Germán Valdés ‘Tin Tan’, Arturo de Córdova, Tulio Demicheli, Pedro Infante y Luis Buñuel, con quien hizo tres películas. La primera, ‘Viridiana’, ganaría la Palma de Oro en Cannes, después de haber sido vetada por el gobierno franquista, motivo por el que Pinal habría llevado los carretes a México de contrabando.
Entre el amor, el cine y el teatro
Los matrimonios y emparejamientos de Pinal, casi siempre ligados a su profesión, también dieron mucho de qué hablar, cosa que a Silvia parecía tenerle sin cuidado.
Los comentarios se iniciaron desde su primer matrimonio con el director Rafael Banquells –14 años mayor que ella, y con quien tendría a Sylvia Pasquel. Luego vendría el empresario Gustavo Alatriste –padre de su fallecida hija Viridiana– a quien convenció de producir su primera película con Buñuel. Después se casaría con el cantante y actor Enrique Guzmán –12 años menor que ella y con quien tuvo a Luis Enrique y Alejandra–, y finalmente contrajo nupcias con el político Tulio Hernández.
Incluso tuvo una relación sentimental con Emilio Azcárraga Vidaurreta. El padre de ‘El Tigre’ y entonces dueño de Televisa, le prohibió a su hijo casarse con una mujer divorciada. El conservadurismo la seguiría persiguiendo durante un buen rato.
Con el tiempo, ‘La Pinal’ se iría convirtiendo en mucho más que una actriz y, en definitiva, mucho más que una cara bonita. Para la década de 1980, Silvia Pinal era ya una institución. Adquirió el Cine Estadio de la Ciudad de México, poniéndole de nombre Teatro Silvia Pinal, y desde ahí produjo versiones mexicanas de grandes obras musicales de corte internacional, como ‘A Chorus Line’, ‘Cats’ y ‘La jaula de las locas’. Si bien se vio obligada a vender el teatro en 2000, siguió cercana a él como productora y actriz. Más tarde, se hizo propietaria de El Nuevo Teatro Silvia Pinal, antes Teatro Diego Rivera.
Silvia Pinal, una leyenda viviente del cine, teatro y televisión
Huella imborrable
Sin duda, el paso de Silvia Pinal por la televisión dejó una huella imborrable en el universo de las telenovelas, pero no solo en su calidad de actriz, sino, quizá de modo más importante, como productora, imprimiendo con su sello personal, éxitos como ‘Mañana es primavera’, ‘Cuando los hijos se van’ y ‘Tiempo de amar’. Pinal marcó una época y una pauta con el programa ‘Mujer, casos de la vida real’, del cual fue productora y presentadora a lo largo de 20 años.
Si bien se le atribuye a su cuarto y último esposo, el ex gobernador de Tlaxcala Tulio Hernández Gómez, su incursión en la política como diputada federal del PRI, senadora y más adelante miembro de la Asamblea del Distrito Federal, cuando Silvia Pinal –en su papel como esposa del gobernador y por ende encargada del DIF estatal de Tlaxcala y del FONAPA– luchó por la reconstrucción y conservación de las ruinas de Cacaxtla, contaba ya con una larga trayectoria de participación en movimientos sindicales de actores, incluida la facción de la ANDA (Asociación Nacional de Actores) de México, Rosa Mexicano, fundada por Dolores del Río, cuyo fin era proteger a las artistas mexicanas y sus hijos.
Fue además fundadora de la Asociación Rafael Banquells A.C., una organización sin fines de lucro que brinda apoyo a los intérpretes de la tercera edad. Durante algunos años fungió como presidente de la ANDI (Asociación Nacional de Intérpretes) de México y más adelante como secretaria de la ANDA.
Acerca de su autobiografía ‘Esta soy yo’, publicada en 2015 por Editorial Porrúa, Pinal declaró: “Si no lo entienden, espero me perdonen, solo lo hice pensando en cómo se tienen que hacer unas memorias”.
Telemundo.