Por Miguel Ángel Haro Moreno
La columna del panda
Estoy leyendo una resolución interlocutoria en la cual el Juez Juan Fernando Canale Arguelles del Juzgado Tercero de lo Familiar se declara inútil, incompetente, inservible, ineficaz, inepto y vano para resolver la convivencia de niñas y niño con su padre.
Lo anterior me parece un desatino del juez, pues es su obligación garantizar a los hijos e hijas la convivencia con sus padres y madres, teniendo en cuenta por supuesto que no sean afectados de ninguna manera, por algún progenitor.
Lo más absurdo del asunto después de lavarse las manos como Poncio Pilatos, es que, como juez neoliberal, declara al Poder Judicial ineficiente y manda a la iniciativa privada la solución del problema ¿Y las contribuciones que se pagan para tener un Poder Judicial que resuelva los problemas y no los evada que se hacen?
Conforme a todos los instrumentos jurídicos existentes internacionales, nacionales y locales, es imposible que se declare inútil e incompetente para resolver, sosteniendo con esto que el Estado o el Poder Judicial es inservible para atender a las niñas y niños en el ejercicio de sus derechos.
La resolución de merito denota a un Juez timorato, miedoso e incapaz de entender que, si no hay elementos reales que impidan que el padre pueda ver a sus hijas e hijos, la madre no lo puede impedir de facto o con dichos que dañan la relación eso es inadmisible.
Claro que el padre no puede hacer lo que quiera tiene que aceptar los nuevos tiempos que hablan de una educación positiva, para las hijas e hijo y, de igual manera, la mamá no puede secuestrar con dichos insanos a sus hijas e hijo contra el papá.
La incapacidad del Juez me pone a pensar que no entiende los nuevos tiempos que su machismo interior lo detiene a resolver conforme a derecho. Sin embargo, sería una pena que existieran intereses ajenos a la controversia como amistad con la parte litigiosa contraria, pues eso dejaría en duda su imparcialidad y objetividad, lo cual haría más grave el asunto y estaríamos en el campo de la corrupción
Las normas internacionales, nacionales y locales son claras si no hay algo que afecte a las niñas y el niño en la convivencia con el papá, el juzgador esta obligado a vincularlos de la manera más armónica y respetuosa, con un proceso gradual pero que garantice que las niñas y el niño están gozando de su derecho a convivir con el padre.
El Poder Judicial se ve inepto, anquilosado sin entender el principio de interés superior de la niñez, sobre todo, se ve falta de preparación en el personal y muy poco interés en realidad de resolver las controversias que se les presentan.
