Luis Alonso Osuna Cota, el más reciente director de ISSSTESON, enfrenta una tormenta y apenas va conociendo su oficina.

2024-06-27
El ISSSTESON, una crisis interminable
     

Bisturí/ José Luis Parra C. Luis Alonso Osuna Cota, el más reciente director de ISSSTESON, enfrenta una tormenta y apenas va conociendo su oficina. Llegó el 24 de junio y ya se topó con manifestaciones de jubilados por falta de medicamentos. Decenas de manifestantes arribaron a la explanada a las 9:00 de la mañana. Con micrófono en mano, Osuna Cota les prometió soluciones, pero sus palabras se perdieron en la desconfianza de quienes llevan años escuchando promesas vacías. El ISSSTESON, antes modelo de seguridad social, hoy se desmorona. Las farmacias están vacías, el personal es insuficiente y la paciencia de los derechohabientes se agota. La crisis, dicen, es heredada de administraciones pasadas, pero durante el gobierno de Alfonso Durazo, los problemas no solo persisten, se agravan. Durazo ha nombrado a cuatro directores de ISSSTESON en lo que va de su sexenio. Primero fue Jesús Manuel Acuña, destituido sin mayor explicación. Luego, Froylán Gámez Gamboa, un personaje que debe su carrera política a un rescate singular: Traer a Evo Morales a México. Su breve paso por ISSSTESON le valió una candidatura al Senado. Le siguió Darbé López, quien duró apenas unos meses. Y ahora, Osuna Cota toma las riendas de un barco a la deriva. Cada nuevo director promete más de lo mismo: Diagnósticos y reuniones, mientras las farmacias siguen vacías. En su primer encuentro con los manifestantes, Osuna Cota dijo: “.. nos ponemos de acuerdo, porque necesito primero el diagnóstico que pedí”. Los jubilados no necesitan más diagnósticos ni reuniones. Necesitan medicinas. La administración de Durazo se ha convertido en una fábrica de promesas incumplidas. Sin obras, sin seguridad y sin medicinas. Un sexenio de pura saliva. Si Durazo y su equipo no se ponen las pilas, el Instituto desaparecerá. Los derechohabientes no pueden esperar más. El tiempo de los diagnósticos y las promesas terminó. Es hora de actuar. Pero con un gobernador rodeado de niños Montessori, ¿podemos esperar algo más que juegos y promesas? El reloj sigue corriendo, y Sonora no puede darse el lujo de seguir esperando.