Todo hace suponer que en el PRI viene un intento de reconstrucción. La consigna podría ser devolver el partido a la militancia. Sí, es una frase demasiado trillada pero hoy sería realidad. O al menos lo intentarán.

2019
La reconstrucción del PRI
     

Bisturí.

Todo hace suponer que en el PRI viene un intento de reconstrucción. La consigna podría ser devolver el partido a la militancia. Sí, es una frase demasiado trillada pero hoy sería realidad. O al menos lo intentarán.

Porque el ex viejo partido de Estado se juega su futuro.

Su supervivencia.

Obviamente habrá líderes del cambio.

Unos veteranos, otros de mediana edad y jóvenes, claro.

Para que funcione deberá ser todo un movimiento.

Una transición.

Y como la del sistema político, también deberá ser pacífica.

Hay que estar atentos a los liderazgos sonorenses.

Los ya consolidados y también los que habrán de emerger.

Sonora podría destacar en este escenario.

Pero antes debe de venir la hora de las definiciones.

El PRI está obligado a dejar su cómoda zona de confort y levantarse a diario con el firme propósito de alcanzar su autosuficiencia financiera.

Si en cambio le gana la pereza seguirá como un partido desdibujado, desmotivado, sin presencia y, obviamente, sin fuerza para acuerpar a su líder, la gobernadora Claudia Pavlovich.

Un PRI en sus actuales condiciones, noqueado, sin asimilar ni superar su pasada derrota electoral, de poco o nada le sirve al gobierno estatal.

Menos a su dirigencia nacional.

Por lo tanto está obligado a sacar carácter y fortaleza.

Lo cual se obtiene con autosuficiencia financiera.

Tiene que demostrar que puede valerse por sí mismo.

Sin depender de apoyos financieros externos.

Ni oficiales.

En suma, un PRI autosuficiente en todos sentidos.

Así, sortearía conflictos con autoridad y gallardía.

Pero resulta que vemos a un partido desorientado, sin coraje ni personalidad.

Pareciera que esta desorganización política nada quiere saber de trabajo.

De sudar la camiseta.

De recuperar al menos parte de lo perdido.

Ahora que tocó fondo, debe impulsarse hacia la superficie.

Porque hasta ahora se ve nadando de muertito.

Y eso le hace mucho daño en su imagen ante la sociedad apartidista.

Sobre todo ante militantes y simpatizantes.

El tiempo avanza de prisa.

Y aún vemos a un PRI seminoqueado.

No esperen lana de la dirigencia nacional.

Menos en estos tiempos de austeridad republicana.

Es hora de verse como partido en el gobierno estatal.